El flujo de caja operativo es una métrica financiera clave para conocer la salud de cualquier negocio. Permite medir con precisión la capacidad de generar efectivo de las operaciones habituales, sin considerar aspectos extraordinarios. Si quieres saber cómo calcular correctamente este indicador, has llegado al sitio ideal. Desde Vannilo Holding te explicamos el procedimiento paso a paso. ¡Sigue leyendo!
¿Qué es el flujo de caja operativo?
Lo primero que debes saber es que esta métrica forma parte de un estado financiero más amplio: el estado de flujos de efectivo o flujo de caja. Este documento detalla todas las entradas y salidas de dinero en un período determinado.
El flujo de caja operativo específicamente calcula el efectivo generado o consumido por las actividades de explotación. Es decir, por la venta regular de productos y servicios. Se expresa de la siguiente forma:
Flujo de caja operativo = Ingresos operativos – Gastos operativos
Los ingresos operativos provienen de la venta de los productos o servicios que ofrece la empresa.
Por su parte, los gastos operativos se incurren para producir y distribuir esos productos o servicios, así como para administrar la empresa. Algunos ejemplos de gastos operativos son:
- Coste de los materiales, la mano de obra y los servicios utilizados en la producción.
- Gastos de personal, como salarios, seguros sociales y formación.
- Gastos de alquiler, luz, agua, teléfono e internet.
- Gastos de publicidad, marketing y ventas.
- Gastos de investigación y desarrollo.
- Gastos de mantenimiento y reparación de maquinaria y equipos.
- Gastos de amortización y depreciación de activos fijos.
- Impuestos sobre beneficios.
El flujo de caja operativo es un indicador de rentabilidad y eficiencia de la empresa, ya que muestra el margen que obtiene la empresa por cada euro que ingresa. El mismo puede ser positivo o negativo:
- Un flujo de caja operativo positivo significa que la empresa genera más dinero del que gasta. Esto le permite tener liquidez, ahorrar, invertir y repartir dividendos.
- Un flujo de caja operativo negativo implica que la empresa gasta más dinero del que ingresa, obligando a esta a recurrir a fuentes externas de financiación.
¿Cómo se calcula el flujo de caja operativo?
Para calcularlo se puede hacer mediante dos métodos:
Método directo
Consiste en restar los gastos operativos de los ingresos operativos, tal como se ha explicado anteriormente.
Método indirecto
Parte del beneficio neto de la empresa y lo ajusta por los elementos que no suponen un movimiento de efectivo, por ejemplo:
- Las amortizaciones
- Las provisiones
- Los resultados extraordinarios
- Los cambios en el capital circulante.
El método indirecto se expresa de la siguiente forma:
Flujo de caja operativo = Beneficio neto + Amortizaciones + Provisiones – Resultados extraordinarios ± Variación del capital circulante
Explicación de los componentes
- Beneficio neto: es el resultado que obtiene la empresa después de restar todos los gastos de los ingresos, incluyendo los impuestos.
- Amortizaciones: son el gasto que se reconoce por la pérdida de valor de los activos fijos debido al uso, el paso del tiempo o la obsolescencia.
- Provisiones: son el gasto que se reconoce por la estimación de posibles pérdidas futuras (impagos, indemnizaciones o contingencias).
- Resultados extraordinarios: son los ingresos o gastos que no se derivan de la actividad habitual de la empresa (ventas de activos, indemnizaciones recibidas o multas pagadas).
- Variación del capital circulante: es el cambio que se produce en el saldo de las cuentas de activo y pasivo corriente (existencias, clientes, proveedores o tesorería).
Ventajas del método indirecto
Es más utilizado, puesto que se basa en datos obtenidos de la contabilidad de la empresa, mientras que el método directo requiere un mayor detalle y seguimiento de los cobros y pagos.
Además, el método indirecto permite identificar los factores que influyen en este indicador: las amortizaciones, las provisiones o el capital circulante.
Ejemplos de cálculo de flujo de caja operativo
Para ilustrar mejor cómo se calcula esta métrica, vamos a ver algunos ejemplos prácticos. Supongamos que tenemos los siguientes datos de la contabilidad de una empresa:
- Ingresos operativos: 100.000 €
- Coste de los materiales: 20.000 €
- Coste de la mano de obra: 30.000 €
- Gastos de personal: 10.000 €
- Gastos de alquiler: 5.000 €
- Gastos de publicidad: 2.000 €
- Gastos de investigación y desarrollo: 3.000 €
- Gastos de mantenimiento y reparación: 1.000 €
- Gastos de amortización: 4.000 €
- Gastos de provisiones: 2.000 €
- Resultados extraordinarios: -1.000 €
- Impuestos sobre beneficios: 5.000 €
- Variación del capital circulante: -2.000 €
Si aplicamos el método directo, el flujo de caja operativo se obtiene restando los gastos operativos de los ingresos operativos. Los gastos operativos son la suma de todos los gastos que se han mencionado, excepto los impuestos, las amortizaciones, las provisiones y los resultados extraordinarios, que no afectan al efectivo. Por tanto, los gastos operativos son:
Gastos operativos = 20.000 + 30.000 + 10.000 + 5.000 + 2.000 + 3.000 + 1.000 = 71.000 €
Flujo de caja operativo = 100.000 – 71.000 = 29.000 €
Ahora, mediante el método indirecto, el indicador se obtiene partiendo del beneficio neto y ajustándolo por los elementos que no suponen un movimiento de efectivo. El beneficio neto se calcula restando todos los gastos de los ingresos, incluyendo los impuestos. Por tanto, el beneficio neto es:
Beneficio neto = 100.000 – (71.000 + 5.000 + 4.000 + 2.000 – 1.000) = 19.000 €
El flujo de caja operativo es:
Flujo de caja operativo = 19.000 + 4.000 + 2.000 – (-1.000) \pm (-2.000) = 24.000 €
Como se observa, el método directo y el método indirecto dan resultados diferentes, debido a la variación del capital circulante. Esto se debe a que en el primero se basa en los cobros y pagos reales, mientras que el segundo parte de los ingresos y gastos contables.
En este caso, la variación del capital circulante es negativa, lo que significa que la empresa ha aumentado su activo corriente o ha disminuido su pasivo corriente, lo que implica una salida de efectivo. Por ejemplo, puede ser que la empresa haya comprado más existencias, haya cobrado menos a sus clientes o haya pagado más a sus proveedores. Esto hace que el flujo de caja operativo sea menor que el beneficio neto.
¿Por qué es importante el flujo de caja operativo?
Este indicador financiero es fundamental por varias razones. A continuación, destacamos las 3 principales ventajas:
Indicador de salud financiera
Muestra la capacidad de la empresa para generar recursos propios y autofinanciarse.
Una empresa con un flujo de caja operativo positivo y creciente tiene más posibilidades de sobrevivir y prosperar en el mercado. Especialmente, porque afronta sus obligaciones financieras, aprovecha oportunidades de inversión con fondos propios y recompensa a sus accionistas con dividendos.
Por el contrario, una empresa con un flujo de caja operativo negativo y decreciente detenta más riesgos de entrar en crisis de liquidez o insolvencia. Al depender de fuentes externas de financiación, compromete su viabilidad en el corto y largo plazo.
Indicador de rentabilidad y eficiencia
Refleja el margen operativo neto que obtiene la empresa por cada euro que ingresa en ventas.
Si la empresa cuenta con un flujo de caja operativo alto y sostenible, obtiene una ventaja competitiva. Al reinvertir en innovación, la firma podrá brindar productos o servicios de calidad a precios atractivos, fidelizar a sus clientes y aumentar su cuota de mercado.
En cambio, una empresa con un flujo de caja operativo bajo y volátil expresa una desventaja competitiva, debido a que tiene menos margen para reinvertir e innovar. Esto le obliga a reducir sus costes, bajar sus precios o sacrificar su calidad, lo que afecta a su imagen, reputación y participación de mercado.
Indicador de liquidez y solvencia
Expone la capacidad de la empresa para hacer frente puntualmente a sus compromisos de pago e inversiones circulantes.
Así, una empresa con un flujo de caja operativo suficiente y estable tiene una buena gestión del capital circulante. Esto muestra su capacidad de cobrar rápidamente a sus clientes, pagar puntualmente a sus proveedores y mantener un stock óptimo de existencias.
A la inversa, cuando una empresa tiene un flujo de caja operativo insuficiente e irregular, manifiesta una mala gestión del capital circulante. Como consecuencia, la organización cuenta con problemas de liquidez para pagar a tiempo sus obligaciones corrientes. Además, está obligada a desinvertir activos de forma apresurada para hacer frente a sus vencimientos.
Otros indicadores relevantes
Más allá del flujo de caja operativo, existen algunas variantes también muy importantes:
- Flujo de caja neto: descuenta las inversiones en activos fijos (inmovilizado).
- Flujo de caja libre: adicionalmente resta el pago de la deuda financiera.
Estos indicadores complementan la visión de las métricas financieras y permiten un análisis integral de la generación de efectivo del negocio.
Como has visto, hallar el flujo de caja operativo es bastante sencillo si conoces las cifras clave del estado de resultados. Aprovecha esta métrica para entender la verdadera rentabilidad de tu empresa.